Un informe valora el tamaño del mercado mundial de drones de consumo en 1.000 millones de euros. $3.420 millones en 2021 y predijo que crecería a una tasa compuesta de 13,8% de 2022 a 2030. Del mismo modo, un Documento de previsiones de la UE prevé que en 2035 el sector europeo de los drones tendrá un impacto económico superior a 10 000 millones de euros al año, y estima que en 2050 habrá 7 millones de drones de consumo funcionando en toda Europa. El sector está en auge y se prevé un crecimiento sustancial, pero los casos de mala praxis o manejo de drones son igualmente florecientes. Para optimizar las operaciones con drones y redimir su valor social positivo, es fundamental evaluar las problemáticas consecuencias financieras, humanas y medioambientales. Solo entonces podremos tratar de reducir, mitigar y controlar los costes imprevistos del uso indebido de los drones.

Daños económicos del uso indebido de drones

Los impactos directos de cargas peligrosas, la metralla en vuelo, las colisiones con otras aeronaves o edificios causan inevitablemente daños económicos, pero los costes que van más allá son mucho más complejos y pertinentes. La interrupción u obstrucción del funcionamiento cotidiano de empresas, instalaciones gubernamentales o infraestructuras críticas tiene graves repercusiones. El ya tristemente famoso incidente de Gatwick, en el que el mero avistamiento de un dron en la pista de un aeropuerto, costó $75 millones en retrasos, daños y desvíos. La posterior movilización del ejército y la policía para apoyar la operación cuesta 800.000 libras. Las compañías aéreas fueron las más afectadas, con pérdidas equivalentes a unos $64 millones, lo que incluye las prestaciones sociales a decenas de miles de pasajeros, así como la pérdida global de ingresos.

La entrada de contrabando en las prisiones también supone un alto coste, y no sólo para el contribuyente, que acaba pagando la factura de la mejora de la seguridad para disuadir la amenaza de los drones. El valor de las cargas útiles que entran en las cárceles es elevado. En Australia, la policía investigó en 2022 un intento de introducir drogas por valor de $250.000 en una prisión de Queensland. Este tipo de intentos favorece las actividades delictivas y genera multitud de costes derivados debido a las costosas consecuencias de la delincuencia para el erario público y las comunidades afectadas.

El uso indebido de drones también puede tener consecuencias económicas más amplias, como disuadir la inversión en tecnología de drones e industrias relacionadas, así como reducir la confianza pública en el uso seguro de drones, lo que lleva a una disminución de la demanda. Es en interés de todos invertir en tecnologías de detección y mitigación de drones, mejorar la normativa y perseguir a los operadores negligentes o criminales, si queremos confiar en que los drones contribuyan a una economía sana, en lugar de socavarla.

Consejos para el lector

  1. Invertir en sistemas avanzados de detección de drones: A medida que crece el uso indebido de drones, la inversión en tecnologías sofisticadas de detección y mitigación es crucial para evitar interrupciones y reducir las repercusiones financieras y operativas.
  2. Fomentar el uso responsable de drones: Educar a los operadores de drones sobre las mejores prácticas, incluido el respeto de las zonas de exclusión aérea, las consideraciones de privacidad y los protocolos de seguridad.
  3. Priorizar los estudios de impacto ambiental: Apoyar la investigación sobre los efectos medioambientales de las operaciones con drones para comprender cómo afectan a la vida salvaje, los ecosistemas y los hábitats naturales. Esto es esencial para elaborar directrices que minimicen los daños medioambientales.
  4. Prepararse para la gestión de crisis: Desarrollar y ensayar planes de respuesta de emergencia para escenarios que impliquen incidentes relacionados con drones. Esta preparación puede ayudar a minimizar el impacto de las interrupciones.

Impacto humano del uso indebido de drones

Los daños a la propiedad o a las propias personas son probablemente las ramificaciones en las que piensa la mayoría cuando se les pregunta por el impacto negativo de los drones. Los drones comerciales que vuelan sobre el espacio público, con una densa expansión urbana por debajo, implican que pequeños errores podrían provocar choques con personas o infraestructuras clave. Del mismo modo, la colisión entre drones y otras aeronaves puede ser devastadora, desde comprometer la visión a través de parabrisas destrozados hasta reducir la potencia si un dron se introdujera en uno de los motores. Lo más inquietante son las cargas tóxicas o químicas que pueden transportar los drones. Éstas pretenden hacer daño y a menudo lo hacen si se liberan.

La privacidad es una piedra angular de la sociedad civilizada. Damos por sentado que nuestra información, nuestras opiniones, nuestras interacciones y nuestras actividades cotidianas no suelen ser objeto de escrutinio. Este es otro problema bien documentado asociado a los drones. Los vuelos no autorizados sobre propiedades privadas que luego capturan imágenes o vídeos violan el derecho a la intimidad de las personas. Por extensión, si se ve un dron sobre un evento multitudinario, o una fiesta organizada por un famoso con el fin de tomar imágenes clandestinas, las reacciones de los equipos de seguridad sobre el terreno podrían ser evacuar a los asistentes, llamar a los servicios de emergencia o interceptar directamente el dron. Todas estas acciones resultarían, en el mejor de los casos, incómodas y, en el peor, traumáticas para los asistentes.

A pesar de los peligros potenciales, los drones ayudan a la humanidad en diversas tareas, como búsqueda y rescate, evaluación de riesgos naturales, protección civil, cartografía de territorios y lugares de difícil acceso y entrega de suministros en zonas aisladas o peligrosas. Un dron puede causar graves daños si vuela de forma imprudente o con fines delictivos, pero si se supervisa con cuidado y se trabaja en colaboración, su impacto en los seres humanos puede ser bastante beneficioso.

Consecuencias medioambientales del uso indebido de drones

El efecto sobre la vida salvaje o el entorno natural es todavía un campo de investigación incipiente y no atrae la misma atención que otros temas durante los debates sobre los costes del despliegue de drones. Como ocurre con cualquier aparato que funciona con baterías o consume mucha energía, se tenderá a centrar la atención en las compensaciones entre las emisiones y los beneficios del uso de drones, pero hay que tener en cuenta un ámbito más amplio. A medida que los drones se hacen más omnipresentes, la contaminación lumínica y acústica se convierte en un problema cada vez mayor. Los vuelos nocturnos pueden molestar a la fauna y la flora, ya que el aspecto y el sonido de los drones interfieren en sus ciclos naturales.

También hay pruebas de que las aves confunden los drones con otras aves. Hubo un caso de águilas que buscaron comida en un dron en Austria. Pueden parecer sucesos remotos, pero cuantos más drones ocupen los cielos, más aves interactuarán con ellos. Los animales salvajes también ven los drones como una amenaza, lo que ha llevado a algunas autoridades a prohibir su funcionamiento en los parques. Hacen falta más estudios sobre el impacto medioambiental de los drones, ya se centren en las emisiones, la toxicidad de las cargas útiles o la intrusión en los ecosistemas naturales. No deberíamos esperar a que se produzca una catástrofe para aplicar una normativa sólida sobre cómo pueden funcionar los drones en paralelo con la naturaleza.

Esfuerzos colectivos contra el uso indebido

Los drones ofrecen muchas ventajas. Son especialmente útiles en entornos remotos, inaccesibles o peligrosos. También resultan atractivos para personas que pueden utilizarlos de forma malintencionada, imprudente, negligente o con fines delictivos. Como ocurre con la mayoría de las nuevas tecnologías, habrá una curva de aprendizaje y es de esperar que se produzcan fallos, accidentes o costes imprevistos. En esta fase es primordial, aunque soluciones contra drones y contra UAS se están generalizando y se está midiendo el impacto, que todos los implicados en el sector -legisladores, pilotos de drones, industria, gobierno, ingenieros- se pongan a la mesa, para que podamos reducir las consecuencias y garantizar un dispositivo más seguro, más fiable, más considerado y más ponderado en beneficio de todos.