En los últimos años, el auge de los sistemas aéreos no tripulados (UAS) ha transformado sectores que van desde la agricultura a la logística, al tiempo que ha suscitado importantes problemas de seguridad. Los drones no autorizados en zonas sensibles plantean amenazas que van desde el espionaje a posibles atentados terroristas, lo que ha impulsado rápidos avances en las tecnologías contra los UAS (C-UAS). A pesar de este crecimiento, las ideas erróneas sobre las tecnologías C-UAS están muy extendidas, lo que enturbia su finalidad, funcionalidad y limitaciones. Este artículo pretende desmitificar la tecnología contra-UAS separando los mitos de la realidad.

Mito #1: Las tecnologías contra-UAS pueden derribar cualquier dron

Una idea errónea muy extendida es que los sistemas contra-UAS pueden interceptar e inutilizar cualquier dron con facilidad. En realidad, la diversidad de tipos de drones, firmware, mandos a distancia, protocolos de comunicación y sistemas operativos complica el proceso. Los drones de consumo suelen funcionar con frecuencias de radio estándar, lo que los hace susceptibles de interferencia o interrupción de la señal. Sin embargo, los drones fabricados a medida y un número cada vez mayor de drones comerciales disponen de capacidades de salto de frecuencia que hacen que la interferencia sea más compleja o ineficaz. Además, los drones de uso militar y algunos fabricados a medida utilizan a menudo señales cifradas o navegación autónoma, lo que los hace más difíciles de detectar e interceptar.

Además, el tamaño y la altitud son importantes. Los drones más pequeños son más difíciles de detectar por radar debido a su baja sección transversal. Esto dificulta su seguimiento y localización, especialmente en entornos abarrotados. Volar a baja altitud dificulta aún más su seguimiento. La realidad es que los sistemas C-UAS pueden ser eficaces contra ciertos tipos de drones, pero pueden tener problemas con modelos más sofisticados.

Mito #2: La interferencia es la solución definitiva

La interferencia es un método popular en la tecnología contra los UAS que consiste en interrumpir las señales de radio entre un dron y su operador. Aunque es eficaz en determinadas situaciones, tiene sus limitaciones y puede incluso ser contraproducente. Muchos drones están programados para volver a su punto de despegue o aterrizar cuando pierden la conexión, pero no todos. Los drones autónomos o los que funcionan con coordenadas GPS preestablecidas pueden seguir volando aunque se interrumpa su señal de control.

Además, la interferencia puede interferir con otros sistemas de comunicación de la zona, afectando potencialmente a las infraestructuras críticas o a las comunicaciones de respuesta a emergencias. En entornos abarrotados, la interferencia puede crear más problemas de los que resuelve. Los países y organismos también regulan el uso de las radiofrecuencias, lo que significa que la interferencia indiscriminada puede dar lugar a complicaciones legales. Así pues, aunque la interferencia es una herramienta valiosa, no es la respuesta definitiva para todas las amenazas de los drones.

Mito #3: Los sistemas contra UAS siempre son eficaces para detectar drones

Muchos creen que los sistemas C-UAS pueden detectar sin problemas cualquier dron en un espacio aéreo determinado. Sin embargo, la detección es más compleja de lo que parece. Los sistemas de radar, utilizados habitualmente en la tecnología C-UAS, son eficaces para identificar objetos en función de su movimiento y tamaño. Sin embargo, los drones con firmas de radar bajas -especialmente los pequeños drones de consumo- son difíciles de distinguir de aves, patrones meteorológicos u otros objetos aéreos pequeños.

Los sensores electroópticos e infrarrojos ofrecen capacidades de detección adicionales, pero tienen sus propias limitaciones. Los sensores electroópticos tienen dificultades en condiciones de poca luz, y los sensores infrarrojos son ineficaces cuando los drones operan a gran altitud o en condiciones meteorológicas adversas. Se están desarrollando algoritmos de aprendizaje automático para mejorar la precisión de la detección, pero ni siquiera estos son infalibles, y los falsos positivos o negativos siguen siendo un reto para muchos operadores de C-UAS. Dicho esto, es posible conseguir cero falsas alarmas en la detección de drones con sistemas C-UAS de ciberfrecuencia, también conocidos como tecnología basada en análisis de protocolos.  

Mito #4: La tecnología contra-UAS sólo es útil en aplicaciones militares

El término "contra-UAS" suele evocar imágenes de operaciones militares y seguridad en el campo de batalla. Sin embargo, la tecnología contra-UAS tiene aplicaciones más allá del ámbito militar. En el sector civil, por ejemplo, los aeropuertos y estadios emplean soluciones C-UAS para proteger a los pasajeros, el personal y las infraestructuras. Las prisiones utilizan sistemas contra-UAS para evitar entregas de contrabando a través de drones, y los eventos a gran escala los utilizan a menudo para protegerse contra la vigilancia aérea no autorizada o los disturbios.

Además, instalaciones de infraestructuras críticas como centrales eléctricas, centros de datos y edificios gubernamentales también integran sistemas C-UAS para proteger lugares sensibles. La aplicación de esta tecnología es cada vez más relevante para los gobiernos locales, las fuerzas de seguridad y las organizaciones privadas. La tecnología contra-UAS se ha extendido mucho más allá del uso militar, ayudando a garantizar la seguridad en diversos ámbitos civiles.

La legalidad de la tecnología contra los UAS varía mucho de una región a otra. Muchas medidas contra los UAS, como la interferencia o el derribo de drones, están restringidas por leyes nacionales e internacionales. Por ejemplo, en Estados Unidos, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) regula las interferencias, mientras que la Administración Federal de Aviación (FAA) aplica las normas del espacio aéreo. En muchos países, el uso civil de la tecnología contra-UAS está estrictamente regulado para evitar interferencias involuntarias con las infraestructuras públicas.

Las organizaciones que deseen emplear sistemas C-UAS deben navegar por complejos panoramas jurídicos, obtener permisos cuando sea necesario y garantizar el cumplimiento de la normativa local. En resumen, los sistemas contra-UAS no son legales o aplicables universalmente y necesitan un despliegue cuidadoso dentro de los límites de la ley.

Realidad: Los sistemas contra UAS pueden neutralizar un dron sin daños colaterales

Aunque poco realista para algunas tecnologías, lo ideal es disponer de sistemas contra-UAS que neutralicen limpiamente los drones no autorizados sin daños colaterales. Los sistemas físicos o cinéticos, como los cañones de red, las armas de fuego especializadas o los drones diseñados para capturar otros drones, implican un grado de compromiso físico que podría tener consecuencias imprevistas. Un dron derribado podría caer de forma impredecible, lo que supondría un riesgo para las personas o los bienes situados debajo. Las opciones no cinéticas de mitigación de drones, como los sistemas de toma de control cibernético por radiofrecuencia (CRF), pueden tomar el control de drones y aterrizarlos sin contacto físico.

La realidad: La necesidad de soluciones adaptables de varios niveles

Una de las principales realidades de la tecnología de lucha contra los UAS es que no existe una bala de plata, por lo que es esencial un enfoque multicapa para una defensa eficaz. Los drones pueden variar mucho en tamaño, función y método de operación, lo que significa que no hay una única solución que pueda hacer frente a todas las amenazas potenciales. Las estrategias exitosas contra los UAS integran varios métodos de detección (radar, sensores electro-ópticos y acústicos) junto con una combinación de técnicas de neutralización (interferencia, cibernética sobre RF y soluciones cinéticas).

Los sistemas adaptativos que crean sinergias, se ajustan y optimizan en función del tipo de dron, su comportamiento y el nivel de amenaza se perfilan como la opción preferida para la defensa contra los UAS.

La realidad: La tecnología contra los UAS evoluciona rápidamente

La tecnología contra los UAS es un campo en rápido desarrollo. Con la creciente adopción de drones en diversos sectores, se investigan y despliegan constantemente nuevas contramedidas. Los avances en inteligencia artificial y aprendizaje automático están mejorando la precisión de la detección, al tiempo que se exploran métodos de neutralización más sofisticados. Además, los marcos normativos se están poniendo al día poco a poco, proporcionando directrices más claras para el despliegue y uso de sistemas C-UAS en espacios civiles. Por ejemplo, la acuerdo prenormativo publicado recientemente por Interpol como resultado del Proyecto COURAGEOUSproporciona una metodología de ensayo para los sistemas de detección, seguimiento e identificación de UAS.

Esta evolución constante significa que lo que hoy puede ser eficaz pronto podría quedar obsoleto. A medida que avanza la tecnología de los drones, también deben adaptarse los sistemas contra-UAS a los nuevos retos. Para anticiparse a las posibles amenazas es necesario un compromiso constante con la investigación, las pruebas y la innovación.

La realidad: La colaboración es la clave

Uno de los elementos más cruciales para la eficacia de la lucha contra los UAS es la colaboración entre las partes interesadas. Las empresas privadas, las agencias gubernamentales, las fuerzas de seguridad y los desarrolladores de tecnología deben trabajar juntos para crear soluciones eficaces contra los UAS que cumplan la ley y sean eficientes. El intercambio de información sobre las amenazas de los drones, los resultados de las pruebas y los avances tecnológicos puede ayudar a mejorar los sistemas C-UAS, creando una defensa más sólida contra los riesgos potenciales.

Además, la colaboración se extiende a las asociaciones internacionales. Dada la naturaleza transfronteriza de las amenazas que plantean los drones, muchos países están colaborando para establecer normas universales de tecnología contra los UAS. El objetivo es fomentar un entorno en el que las medidas contra los C-UAS no solo sean avanzadas, sino que estén armonizadas a escala mundial para garantizar una protección integral.

Conclusiones: Desmitificar la tecnología contra-UAS

La tecnología contra los UAS desempeña un papel esencial en el panorama actual de la seguridad, pero no existe una solución del tipo "adquirir, desplegar y cruzarse de brazos". Aunque potentes, estos sistemas requieren una evolución constante, y su eficacia varía en función del tipo de amenaza que suponen los drones, el entorno operativo y el contexto normativo. Desde las ideas erróneas sobre la detección universal hasta los retos que plantea el despliegue legal, comprender los mitos y realidades de la tecnología contra los UAS es crucial para cualquiera que se dedique a la seguridad o a la formulación de políticas.

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En última instancia, las soluciones eficaces contra los UAS requieren una combinación equilibrada de tecnología avanzada, experiencia humana, cumplimiento de la normativa y esfuerzo de colaboración. A medida que los drones sigan evolucionando, también lo harán las contramedidas diseñadas para mantenerlos a raya. Reconocer los puntos fuertes y las limitaciones de los sistemas C-UAS es el primer paso hacia el desarrollo de una defensa realista y eficaz contra las amenazas relacionadas con los drones.